lunes, 1 de enero de 2007

Viajes y ética

¿Qué es lo que le impide a los medios poner al final de la nota que los pasajes y gastos de los periodistas fueron pagados por terceros, si es que esto es así? La pregunta es planteada por el periodista Jorge Gobbi en este post el 21 de diciembre de 2006 en su muy bueno Blog de Viajes (http://www.blogdeviajes.com.ar/). Allí encontrarás la nota con los hipervínculos (“links”, en inglés) a las notas que se refiere Gobbi, quien sostiene que los blogs no son una forma de periodismo. Y vos, ¿cómo responderías a este planteo? En los medios donde trabajo no hay normas al respecto, y no se estila informar al lector sobre estos códigos operativos.

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Blogs, viajes y etica: cuan cerca estamos del periodismo de turismo

Un artículo de National Geographic analiza la reciente invitación a 25 bloggers, responsables de mantener un blog sobre viajes, a Amsterdam, y la forma en la que estos acaptaron escribir reseñas muy favorables a la ciudad. El tema es muy interesante, ya que en el artículo se señala que los blogs aún no tienen estándares de ética claramente definidos, y que en ese tema, evidentemente, se está muy lejos del periodismo tradicional. La nota hace hincapié en otros dos puntos más. El primero es Pay per post, un sitio que paga a los responsables de blogs por escribir reseñas sobre empresas, y que no sólo no obliga al blogger a revelar que se trata de un artículo pagado, sino que además permite que la empresa exija, de manera directa, que la reseña debe ser positiva. Segundo, el caso de VisitPa.com, en el cual el estado de Filadelfia le pagaba a bloggers para que hicieran reseñas sobre sitios, y del cual hablamos más de un año atrás. Claro, se olvidaban de aclararle esos a sus lectores…

Supongo que este artículo está escrito desde un punto de vista en el cual se da por supuesto, por ejemplo, que los medios tradicionales no aceptan que las empresas les paguen sus viajes para cubrir destinos. Muy probablemente un abordaje de ese tipo es muy comprensible en Estados Unidos y Europa. El problema, para quienes estamos en este lado del mundo, es que en realidad ese “escandaloso” mecanismo de invitar a alguien a hacer una reseña sobre un destino y cubrirle todos los gastos es en realidad algo común en diarios y revistas de Argentina. De hecho, los reto a que, en alguna nota de un medio especializado en turismo, aparezca una reseña donde se puntualicen elementos negativos de un sitio o destino. Por lo general, lo que hay son celebraciones de ciertos lugares. Para leer textos mínimamente críticos sobre turismo hay que ir a secciones como Sociedad o Internacionales. Entonces, aquí tal conducta no es propiedad de los bloggers, ni está enfrentada a “estándares éticos fuertes”. Más bien, es parte de la normalidad del campo periodístico sobre turismo en Argentina.

Para que no queden dudas: francamente me parece muy mal que se acepten viajes por parte de empresas de turismo y gobiernos, y se escriba sobre ciertos destinos, y no se le avise a los lectores de esta eventualidad. Voy a seguir insistiendo: ¿qué es lo que le impide a los medios poner al final de la nota que los pasajes y gastos de los periodistas fueron pagados por terceros, si es que esto es así? De la misma forma, me parece mal que cualquier persona que tenga un blog haga pasar una reseña paga por un artículo neutral. Basta con aclarar que se trata de de una reseña paga para que la relación con el lector quede, por lo menos, más clara. Porque no leemos de igual forma una pieza de publicidad que un texto que se presenta como periodístico o narrativo.

Del lado de los blogs, siempre he creído que ustedes leen este tipo de sitios web porque los ven más cercanos a sus experiencias; en este caso, las que están ligadas al viaje y el movimiento. A nadie le gusta ser engañado, y me temo que si muchos otros blogs incurren en prácticas poco transparentes con sus lectores, vamos a sufrir un gran daño. Pero al menos, por ahora, de estos temas podemos hablar de manera abierta. Vayan a discutir a los medios tradicionales -al menos en esta parte del mundo- sobre si deben o no aceptar viajes pagados por empresas o por el gobierno, y sobre si eso, realmente, no condiciona sus coberturas.

Y por último: los blogs no son una forma de periodismo. Ya es un poco frustrante ver como se confunde un soporte con una forma de producción de textos. ¿Acaso alguien ha dicho alguna vez que “la televisión es una nueva forma de periodismo”? Hace rato que tenemos asumido que la TV contiene múltiples géneros en su interior, y con los blogs, simplemente, pasa lo mismo.

(fin)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A propósito de las inteligentes opiniones de Gobbi -levantado de su blog- y de Quique Garabeytián, quiero recordar algunos tópicos que pueden servir para la discusión. Voy a ser tremendamente aburrido y la mayoría se va a dormir antes de llegar al final, si es que alguno llega. Pero me doy el gusto de compartirlos y creo que vale la pena:

-En todo el mundo se discute sobre ética periodística y así ocurría décadas atrás en la Argentina. Hoy no se debate y hasta me atrevo a decir que es un tema tabú.
-En los códigos deontológicos de la profesión periodística de todo el mundo hay una mención explícita a tres problemas importantes para el tema: Los regalos, los viajes y las comidas. Todos consideran una violación de las normas éticas aceptar viajes, aceptar regalos que superen cierto monto y aceptar invitaciones a comer.

-Los códigos aclaran que los regalos incluyen a los productos sorteados. Un redactor del Washington Post o del New York Times no puede participar de sorteos. Personalmente, he visto a una redactora del Washington Post rechazar una computadora que Intel le había asignado luego de un sorteo que se había hecho con el número de su entrada a un salón.

-Queda claro que las empresas periodísticas deben pagar los viajes, las comidas y los alojamientos de sus periodistas.

-Las instituciones oficiales conocen y respetan esos códigos. En el caso de los Estados Unidos, el periodista que sigue al Presidente de la Nación viaja en un avión oficial -algo así como nuestros Tango I, II, II y IV-, pero previamente la empresa periodística tiene que depositar en una cuenta bancaria el monto del pasaje.

-El objetivo de los códigos deontológicos es detallar algunas circunstancias en las cuales el profesional -médico, abogado, ingeniero o periodista- puede dudar respecto del "qué hacer". El objetivo es que pueda cumplir con su tarea de manera independiente, para cumplir el fin de la actividad, que es acercarse todo lo posible a la verdad, sin compromiso alguno con las fuentes y con los protagonistas de la noticia.

-Cuando hay colegiación de los profesionales -médicos, abogados, ingenieros, contadores públicos- el Estado reconoce a los códigos de ética como tales, de manera que el colegio público -formado y elegido por los propios profesionales- puede sancionar al transgresor, generalmente mediante la suspensión de la matrícula, que le impide el ejercicio de su profesión durante un tiempo determinado.

-En el caso del periodismo son pocos los países del mundo en los cuales hay colegiación, pero las empresas periodísticas toman la iniciativa porque no quieren que los salarios que pagan se conviertan en un adorno para encubrir otros negocios. Quieren empleados fieles y saben que los periodistas que reciben regalos, viajes, lunchs y cosas por el estilo, siempre están sujetos a otras presiones.

Respecto de la Argentina, mis reflexiones:
-Hasta hace algunas décadas, diarios como La Nación y Clarín o revistas como El Periodista y hasta Noticias, aún sin manuales de ética, pagaban viáticos a sus periodistas, para que no tuvieran que recibir dádivas de nadie. El periodista se juntaba a almorzar con una fuente -político, periodista, futbolista o empresario- y no aceptaba invitaciones. El pagaba su comida y luego llevaba el vale a la empresa, que le devolvía el dinero. Con los primeros ajustes drásticos, desde fines de los 90, esa costumbre fue cambiando. Hoy son pocos los periodistas que viajan con dinero del diario. La apelación de los editores, hoy tan común, hubiera sido un sacrilegio 20 años atrás: "¿Te invitaron?¿Te van a pagar todo? Porque mirá que el diario no paga viáticos"

-Los despidos, los ajustes, llevaron a la creación de miles de medios independientes. Basta con pedir una lista a la UTPBA para saber que hoy cerca de un 80 por ciento de los periodistas no son empleados de empresas periodísticas sino microemprendedores. Esas microempresas carecen de fondos para cualquier actividad y terminan pidiendo -y perdiendo la dignidad- viajes y comidas a las fuentes. No tienen otra opción.

-Las empresas periodísticas de medios electrónicos (radio-TV) dejaron de lado las producciones propias para imponer las co-producciones. Falso nombre que encubre la producción tercerizada. El periodista sale a buscar publicidad, hace acuerdos, paga altas sumas de dinero y tiene su espacio.

-La primera consecuencia del nuevo sistema es que los periodistas van cambiando sus costumbres, perdiendo o negociando sus principios o, como ocurrió en la mayoría de los casos, dejando su lugar a personajes mediáticos provenientes de otras actividades, interesados en aprovechar el poder de influencia de los medios: Políticos, empresarios, lobbistas de las empresas, vendedores de publicidad, modelos desgastadas por los años, personajes de la farándula. Todos son periodistas, ejercen como periodistas e imponen sus propios códigos deontológicos, que son, en realidad, los no-códigos.

-Del lado de los periodistas: Esta entrada en la profesión de neo-empresarios, tipos que venían de actividades comerciales y empresarias y que aprovechaban el poder de los medios, terminó dejando afuera a los periodistas e impuso una nueva norma a la profesión: Antes el principal objetivo era develar la verdad, o construirla a partir de la aplicación de las rutinas periodísticas legitimadas por la sociedad. Ahora el principal fin de la actividad periodística es lograr que alguien pague un espacio y, si es posible, que aporte fondos para que el periodista pueda alcanzar objetivos propios del modelo social que se fue imponiendo paralelamente: Casas lujosas, autos lujosos, viajes lujosos.

-Esta ofensiva de la ética de los negocios (la no-ética) en la profsión periodística, fue llevando a muchos colegas serios a rendirse frente a las presiones. Periodistas que venden publicidad -algunos lo dicen orgullosamente- periodistas que se enojan si no se les hace un regalo, periodistas que se quejan porque no se los "invita" a un viaje, periodistas que cobran por vender un producto.

-Por otra parte, hay un fenómeno que también forma parte del modelo: La omnipotencia. Aquellos que son periodistas y que se ven obligados -o deciden voluntariamente olvidar algunas normas- y comienzan a aceptar regalos costosos, sorteos, viajes y otros beneficios, utilizan la muy argentina expresión: "A mi no me va a pasar". Las analogías no son muy exactas, pero algunas veces sirven para ilustrar: El señor que corre con su auto a 220 kilómetros por hora, supone que él es un volante único y que a él, "no le va a pasar". Mueren 30 personas al día en la Argentina, la mayoría de ellos por circular a alta velocidad, pero a cada uno de los que vuelan por las calles y rutas con sus autos, "nunca les va a pasar. Los que chocan son tontos o incapaces". El periodista omnipotente -muchos son sinceros y sufren de omnipotencia, otros son hipócritas- asegura que puede recibir todo tipo de beneficios de parte de sus fuentes, porque "a la hora de escribir, nada me importa". Para muestra, basta un botón: Un "periodista" hablaba de lo maravillosa que era Lapa, su responsabilidad, su capacidad para emprender y renovarse. Claro, lo decía en su programa de TV por cable, desde Atlanta, hacia donde había llegado en un vuelo de Lapa. Mientras se emitía el programa, en Aeroparque se contabilizaban los muertos por el accidente que un avión de Lapa había sufrido en la pista. No crean que el periodista en cuestión sufrió algún escarnio, que alguien se rió de él, que perdió prestigio. Sigue haciendo mucho dinero con su "periodismo". Es un caso extremo, pero entre la neutralidad y dicho caso hay miles de grises.

-Finalmente: La estrategia para bloquear la discusión suele basarse en tres argumentos, con los cuales los silogistas se harían una panzada: "Claro, vos hablás de ética, pero una vez me acuerdo que recibiste un reloj de regalo"; "yo no puedo hacer otra cosa, vení vos a darle de comer a mi familia"; "está bien, discutamos de ética, pero antes quiero que nadie reciba más un regalo, un viaje o un almuerzo". No los voy a explicar, porque como todo silogismo, se destruye por su estructura interna.

Un abrazo afectuoso a los compañeros de lista.
Rubén Levenberg

Anónimo dijo...

Además de agradecerles la cita a mi blog, quería marcar algunas cosas. Rubén ha hecho un excelente resumen del tema ética en los medios, sobre todo en relación con el tema viajes. Desde ya, coincido en que lo mejor sería que cada medio pague cualquier tipo de viaje de sus periodistas. Pero ya sabemos que desde muchos medios argumentarán que no pueden hacerlo. Incluso algunos usan los viajes de regalo que hacen las empresas como un "premio" a algunos periodistas o directivos, y con eso buscan evitar pagar cualquier tipo de viático. O sea, premian o castigan con recursos que les dan otro (y después les vas a hablar de ética...).

Ahora bien: como doy por obvio que en los medios dirán que "no hay plata", mi propuesta en el artículo citado es mucho más modesta: que cuando una nota, por ejemplo en la sección viajes, sea hecha gracias a que un tercero pagó los pasajes o la estadía, eso se explicite al menos al pie de la nota. O sea, que se les avise a los lectores. Lo peor es que ni siquiera eso hacen... No les costaría un peso, pero desde ya se dan cuenta que los lectores no son estúpidos y desconfiarían mucho de una nota sobre, digamos, Neuquén, cuando los periodistas viajaron hasta ahí pagados por la provincia. Entonces: el problema no es sólo que acepten los viajes, sino que además no le informan a los lectores de ese hecho. Al menos, ya que no quieren poner un peso, que pongan sinceridad :).

Anónimo dijo...

A propósito de la excelente colaboración de Rubén y del comentario de Jorge, y en un intento de síntesis... se me ocurre que -en el caso específico de los viajes- el periodista puede (¿debe?) dejar sentado en algún párrafo de la nota algo asi como "evento al que este medio viajó por cortesía de xxx" o algo similar.
Lo he visto escrito más de una vez en -por ejemplo- algunas publicaciones de Perfil (*más allá de lo que cada uno piense sobre esta particular editorial*). Y al menos no creo que -hoy por hoy- un editor se dedique a podar ese párrafo (*bueno puede haber alguna caso raro en que si, pero no creo que se lo usual*).
Quique Garabetyan

Anónimo dijo...

Los conozco a todos los que aparecen en esta entrada y realmente está bueno ver que se puede hablar de este tema sin sentirse un extraterrestre.
Yo soy periodista y viajo invitado por empresas.
Sería mucho mejor que la empresa para la que trabajo pagara todo pero lamenteblemente no es así. Si es acostumbramiento o la plata no les da , no lo sé.
Sí sé que me gustaría que eso se explicite al final de la nota.
Abrazo a todos.
Martín (anonimo)